EL GAS RADÓN EN LAS VIVIENDAS

Arquitectura, Espacios creativos, Interiorismo

En la última actualización del Código Técnico de la Edificación (CTE) de diciembre de 2019 se aprecian diversas novedades. Entre ellas destacan cambios en el Documento Básico de Ahorro de Energía, en el de Seguridad en caso de Incendio y en el de Salubridad. Vamos a hablar de los cambios en este último documento, concretamente de la creación de una nueva sección de protección frente al radón y de las medidas a adoptar en diferentes casos.

Pero, ¿qué es el radón?

El gas radón es un gas radioactivo de origen natural, presente en la corteza terrestre. Este gas emana del suelo y pasa al aire, que es donde se desintegra y emite partículas radioactivas. Al aire libre las concentraciones del gas suelen ser muy bajas y no representan un peligro, pero en espacios cerrados y con concentraciones más elevadas puede suponer un problema. Dicho gas es una de las principales causas del cáncer de pulmón. También algunos materiales de construcción provocan emanaciones de gas radón, como el granito o algunos morteros y cementos.

El gas tiene concentraciones más altas en sótanos, bodegas y espacios habitables directamente en contacto con el terreno. De todas maneras, según la OMS, que haya más o menos radón en las viviendas depende de 3 factores. El primero es la concentración de uranio que contienen las rocas y el terreno del subsuelo. El segundo factor es las vías que encuentra el radón para filtrarse. El último es la renovación del aire interior, y para ello depende la estanqueidad y su ventilación.

¿Y cómo nos afecta?

En 2018 entró en vigor en España una directiva de 2013 establecida por la Comunidad Europea de Energía Atómica, que obliga a tomar medidas contra el radón. Después de casi dos años, en España no se había regulado nada para erradicarlo y controlarlo. En Diciembre de 2019 entró en vigor el nuevo CTE, el cual establece la zonificación y las medidas a tomar en los casos en que sea necesaria la intervención.

Hay que tener en cuenta que se aplica a edificios de nueva construcción, a cambios de uso y en obras de reforma (siempre que se permita aumentar la protección contra el radón). Por otro lado, no es aplicable a locales no habitables ni a locales habitables separados del terreno.

En la comarca del Bajo Cinca se ven afectados ciertos pueblos, todos ellos en zona I (la cual es de protección baja). Los afectados son Belver de Cinca, Fraga, Osso de Cinca y Torrente de Cinca, por lo que en el resto de pueblos no será necesaria ninguna intervención contra el radón.

Zonas del Bajo Cinca afectadas

¿Cómo protegernos?

Existen diversas maneras para la protección contra este gas. El más básico y que cumple con las exigencias para el nivel I es la barrera de protección, la cual limita el paso de los gases del terreno. Con esta barrera se deberán tener en cuenta ciertos aspectos como la continuidad en las juntas, sellar los encuentros, no presentar fisuras y tener una durabilidad adecuada a la vida útil del edificio. Dicha barrera se debe ejecutar sobre una superficie limpia y uniforme, reforzando las esquinas o rincones y tener especial cuidado con pasos de instalaciones o solapes. Como una impermeabilización de agua, se debe remontar por los paramentos verticales unos 20cm por encima de la cota del terreno.

Otra manera de protegerse es con un espacio de contención ventilado. Dicho espacio será una cámara de aire vertical u horizontal, o en todo caso un local no habitable (con ventilación natural o mecánica). Para una cámara de aire horizontal, la ventilación se realizará mediante aberturas de ventilación repartidas de forma homogénea en las fachadas. Para la cámara vertical, las aberturas se dispondrán en la parte superior de la cámara. Por último, para locales no habitables se aplicará el DB-HS3, el cual ya se aplicaba anteriormente.

Por último, existe otra manera de protección que consiste en la despresurización del terreno. Para llevarla a cabo, se instalarán diferentes elementos como arquetas y tubos perforados en una capa de relleno granular que favorezca la circulación del aire. Esta instalación funcionará mediante tiro natural o se conectará con un elemento de extracción eléctrico de funcionamiento continuo. Para edificios ya construidos y que se quieran intervenir, se puede realizar una ventilación perimetral. A tener en cuenta que a la hora de verter el hormigón se debe proteger con un geotextil para que no se saturen los elementos.

Todo esto conlleva un mantenimiento asociado, el cual puede ser de limpieza, comprobación de la estanqueidad, funcionalidad o sustitución. También, depende de las soluciones adoptadas, varía la periodicidad de estas tareas de mantenimiento. Todo esto viene muy especificado en el DB HS6 del CTE.

Otra opción para la mitigación del radón en las viviendas es la ventilación de las estancias. Es importante el mantener una buena ventilación general del edificio, para que así haya un intercambio entre el aire interior y el exterior. Evidentemente, en este caso puede haber pérdidas energéticas. Por otro lado, si la concentración de radón se debe a los materiales de construcción, la ventilación se hace más necesaria.

Para combatir la pérdida energética de la ventilación natural existen los recuperadores de calor. Su funcionamiento es bastante simple, aprovechando la temperatura y humedad del aire interior para calentar el exterior en invierno o enfriarlo en verano. Básicamente lo que hace el recuperador es poner en contacto los dos aires pero sin que estos se mezclen. Cuanto mayor sea la eficiencia del intercambiador de calor, mayor será la cantidad de intercambio térmico generado.

Debido a estos últimos cambios en la normativa, a partir del 2020 todos los proyectos deben tener en cuenta las protecciones necesarias para evitar la entrada de radón en las viviendas, o en su caso, mitigarlas lo máximo posible.